martes, 18 de octubre de 2016

SE ACERCAN LOS HÉRULOS, OTRA TRIBU GERMANA. Se aproxima otra guerra.

Los hérulos están cerca de Roma y parece que atacarán dentro de un mes. Roma, que está pasando un mal momento económico, político y social, toma las medidas necesarias para defenderse.

       (Fuente, agencia de noticias: Romanum Bellum) Se acerca un poderoso ejército de bárbaros que aprovecha que Roma está debilitada por la decadencia económica y la gran oleada de inmigrantes que llega para buscar riquezas. Se hacen llamar hérulos y se acercan con el propósito de atacar Roma. Están cerca, se estima, según Augústulo, que llegarán en alrededor de un mes, en Sextilis X. Según un mensajero romano (Octavio Remo), los hérulos atacarán por el Este, por lo tanto el ejército romano está tomando precauciones especiales. Con respecto a esto, Rómulo Augústulo, actual emperador romano, dijo “Pondremos gran parte del ejército en el Este para defendernos de los pueblos invasores germanos y aunque la presión sea grande, nosotros pelearemos hasta el final”.

Odoacro, líder de los hérulos

       Los hérulos atacan en grupos de aproximadamente 50 bárbaros que toman pequeños botines, aunque se están guardando hasta 150.000 hombres más para lo que sería la gran batalla. Se estima que vienen de Escandinavia. Su líder se hace llamar “Odoacro” o “Odovacar” y dice que luego de conquistar Roma incendiará Pavía.

       “La victoria se ve difícil aunque el ejército peleará con toda sus fuerzas, sin importar que la victoria sea imposible”, dijo un centurión. Muchos romanos creen que la guerra es una mala idea, no solo por la caída económica, los problemas políticos y de inseguridad, sino también porque creen que en algún momento la presión va a acabar con el Imperio tarde o temprano. Además, Rómulo Augústulo dijo que cuenta con 100.000 hombres para la guerra, por lo tanto, los hérulos son mayoría en batalla.

       Augústulo tomó precauciones. Unió los centuriales y los colocó al Este de Roma esperando a los invasores. La plebe presenta quejas en el Oeste, insinuando que desde que los centuriales se unieron y se asentaron en el este, la inseguridad y los robos aumentaron. El emperador no sabe cómo remediar esta situación.

       Los vientos se pusieron en contra de Roma ya que los sabios aseguran que se acerca la caída del imperio romano. A estas afirmaciones se les suman las palabras de un integrante de la Asamblea que dijo que no hay suficiente dinero para otra guerra. La plebe ve casi imposible la victoria romana y cree que es mejor perder esta guerra que ganarla y perder la siguiente ya que las muertes aumentarán y la presión de los pueblos germanos es muy fuerte.

       Con respecto a la mala situación que viven los romanos día a día, el senado dijo que los problemas son solo repentinos y que en poco tiempo cambiarán. Aunque habían dicho lo mismo cuando derrocaron a Julio Nepote y pusieron a Augústulo como emperador y la situación no cambió, sigue habiendo robos, inseguridad y corrupción. La plebe ya está cansada de Augústulo y del Imperio, y reclama tener intervención política como la tenía en la República.

 

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