miércoles, 2 de noviembre de 2016

ROBO A DOS MUJERES RICAS. Roma, rodeada de inseguridad.

Hubo un robo en el centro de la ciudad de Roma, donde dos mujeres ricas, que paseaban en carreta, fueron sorprendidas por un ladrón que les quitó sus objetos de lujo.

Guardias buscan al ladrón.
       (ROMANES). En el centro de la ciudad de Roma, dos mujeres adineradas, sufrieron un robo. El ladrón observó que estas mujeres iban en carretas y no sería un trabajo difícil asaltarlas. Por esa razón, este se subió a su móvil, y logró su objetivo.

       El saqueador pudo subirse a la carreta, y quitarles sus objetos de lujo. Las mujeres estaban sorprendidas y no logran darse cuenta del peligro hasta que lo escucharon. En cuanto el ladrón vio que lo habían descubierto, escapó por la parte trasera del carro.

       Las damas asombradas, llamaron a los guardias en busca de ayuda. Los mismos se acercaron a las señoras al oír lo sucedido, trataron de resolver la situación. No era la primera vez que les sucedía, la inseguridad es común dentro del Imperio

       Los guardias corrieron al asaltante, pero a pesar de todos sus esfuerzos no lograron atraparlo. Llegaron a las calles del Mercado de Roma y lo perdieron de vista. Luego, se comunicaron con los otros soldados, por si lo veían, porque tenían que capturarlo. Allí, un joven guardia, que recién asumía el cargo, dijo que solo lo había visto pasar y no había podido reaccionar.

       No se supo más nada acerca de este ladrón, hasta el día siguiente. Lo encontraron en el medio de un callejón, muerto. Suponen que se le había parado el corazón, al no soportar la presión que tenía cuando los guardias lo perseguían.“El individuo corría muy asustado y agitado”, admitió un doctor que fue testigo de la situación.

       Los guardias, después de lo sucedido, buscaron algunos indicios; el dueño de uno de los puestos de frutas y verduras, dijo: “Vi a un señor, pasar por el frente de mi puesto, con actitud sospechosa.”

       También oyeron las declaraciones de algunas personas que dijeron haber visto a un sospechoso correr por las calles del Mercado de Roma con objetos de lujo, y más atrás guardias persiguiéndolo. La gente no podía creer que el Emperador no haga nada con respecto a estos asaltos repetidos en la ciudad y esperan que el próximo orden social acabe con la inseguridad.

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